viernes, 7 de marzo de 2008

Biología multinacional

Las grandes empresas, a lo que parece, están como poseídas por la especie que decía la Beauvoir de las mujeres. Cuando nacen a un nuevo mundo de posibilidades (España pongamos por caso) son todo hermosas promesas, zalameos y pincheos de presentación y buenas intenciones. «Contamos contigo, trabajador»; «la clientela es lo primero»; «relájate y disfruta». Mucho más ocurre en las que se suelen denominar industrias culturales, ungidas en su génesis por su salvífica misión de traer la gracia este mundo: «lee y sálvate». Como si la alienación fuera sólo condición de almas incultas en el sentido más literal.
Pero hablábamos de posesión. Sí. La empresa en su medio tiene un solo fin, ganar dinero, con mejor o peor talante. Cuando la criatura engorda y crece comienza a afirmar en su fenotipo conductual lo que su génesis implica: dominación del nicho biológico, eliminación de competidores, destrucción de las barreras interespecíficas: el desorden del orden capitalista que los barbudos denunciaran en su día y que la ciencia ficción ha tratado de modo tan prolífico.
Dan ganas de creer en Dios: mejor leerse el último premio Biblioteca Breve (como anestesia, tú sabes).
Imagen: BCE Place Galleria Toronto Panorama 2002, de Calatrava. Obtenida en http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:BCE_Place_Galleria_Toronto_Panorama_2002_cropped.jpg

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ya, yo lei en un curso un texto que decía que todo estaba hoy mercantilizao y es verdad, hasta lo de leer y los que deciden qué hay que leer y todo. Y yo creo que es una gran verdad.

Anónimo dijo...

Muy bien visto, rata. Me alegro que te des cuenta de esto. Ya todo es mercancía, incluidos y sobre todo ocio, afectos y comunicación. Subsunción real del trabajo en el capital.

Buen Sur dijo...

Coño, se puede decir quizá mejor pero no tan guapo Neleb.