lunes, 24 de noviembre de 2008

Como dice la canción

Comida, alcohol y compañía, sabiamente mezclados dan de sí lo mismo que el calcetín entero de la felicidad. Este fin de semana visité el literario Bembibre y me encerré en cierta bodega para disfrutar con libertad de la compañía; de una cecina a la que habría que cambiar de nombre porque no hablamos de la misma que yo conocía; de los chupitos caseros de Mercedes; de la tremenda y feliz cogorza de los siete campeones que resistimos hasta la última botella, celosamente guardada, cada año, del mejor vino; del cocido de garbanzos y sopa que desayunamos los catorce al levantarnos. He aquí la imagen de cómo los restos del naufragio quedaron esparcidos, o desaparecidos o rotos. Saludos

domingo, 16 de noviembre de 2008

El último panfletorro

Una de las discusiones más antiguas dentro de la historia de la filosofía es aquélla que versa acerca de su función, siempre ligada a otras como la explicación de qué sea, qué hace, qué produce. Como en el cine, hay peliculones y subproductos. Heleno Saña nos regala, bueno, nos vende muy a su pesar y por cuestiones ajenas a su voluntad buena y limpia, el último bodrio de este género literario que, no obstante tiene su interés y, también, su miga. El artefacto se intitula Atlas del pensamiento universal: historia de la filosofía y los filósofos, Almuzara (Books4pocket): 2008.
La primera parte está colocada para cumplir, muy a la moda en la integración de las «otras filosofías» del tiempo eje, trufada de juicios de valor difíciles de discutir, queda entendido, porque en 347 páginas y con una media de una hoja por autor, no hay para más; la originalidad está en la segunda, 240 páginas, donde se integra, como particularidad, tanto a los clásicos de la disciplina: Comte, Husserl, Hegel, Positivismo Lógico, como al pensamiento obrero (Rosa Luxemburgo, Kautsky, Sorel, Fourier, etc.); el neotomismo, el socialfascismo o la teología de la liberación, lo cual es poco habitual y necesario.
De cualquier forma lo gracioso del libro está en el excurso final en donde se nos muestra bastante de la perspectiva del autor (qué mal está el mundo) e incluso se le hace el psicoanálisis al Hombre (y de paso a Fukuyama) quien, nos asegura Heleno «[...] está cansado, empezando por la civilización de la máquina y la velocidad [¿añora los tiros de mulas Heleno Saña? ¿bañarse en las libres aguas de la Selva Negra en invierno?] creada por él mismo. Cansado de su soledad como de las masas que le rodean [¿masas de cardos borriqueros? ¿de berberechos en vinagre?], de las mentiras que tiene que oír, de las injusticias que tiene que presenciar y hasta quizá de los artículos fabricados en serie que tiene que consumir [yo siempre he dicho que donde esté un buen calentador de gas natural hecho a mano y con repujados que se quite tó]. Tampoco es feliz, aunque no lo admita y se obstine en creer, con el charlatán Francis Fukuyama, que vive en el mejor de los mundos posibles [ay, este Francis, qué traviesillo]» (p. 344-345).
Tras este análisis revelador que es de todo menos sucinto a pesar de que ocupa 20 páginas infumables, nos espera la conclusión, el elogio de la filosofía de este santo para quien: «[...] no es un lujo o artículo de moda, sino un valor eterno situado más allá de los altibajos y vaivenes históricos. ¿De qué nos sirve hoy, [¡coma!] la Filosofía? Entre otras cosas nos sirve de consuelo cuando estamos invadidos por la tristeza o la pena [¿?] [...] También nos ofrece compañía en las horas de soledad [¿¿??] [...] Los filósofos -muchos de ellos por lo menos- pueden convertirse en nuestros mejores y más fieles amigos [¿¿¿???], y lo que ellos nos comunican puede, a su vez, darnos la paz interior que el mundo externo tan a menudo nos niega [...] Sin su ayuda no llegaremos a comprender nunca del todo lo que somos, adónde vamos y cuál es el sentido último de nuestro paso por la Tierra [...] y cuanto más antigua, más alto es casi siempre su valor» (p. 346-347). En fin, no creo que haga falta una exégesis de semejantes posturas, sólo remarcar que el resultado es, en contra de sus pretensiones, que la historia de la filosofía es la historia de las doxai, las opiniones de este o aquélla y por lo tanto estamos ante un gallinero y no en el huerto bien cultivado de un hortelano filosófico; y, por otro lado, que su vida da un poco de grima a pesar de formar parte de esa ciudad de Dios de los que leen a Platón o a Séneca, pues se me asemeja, bien mirado, a la de quienes lloran cuando llegan al orgasmo de su triste paja.

Fotografía: www.elpais.com/fotografia/ensayo/ensayista/Heleno/Sana/elpfot/20070127elpbabens_4/Ies/

sábado, 15 de noviembre de 2008

Una y otra vez y para siempre

Todo el mundo lo critica y con razón: el sonido da asco. Pero a su despecho nos ofrece un fresco comprensivo de la vida del artista hasta donde es posible en estos momentos. Sobre el libro del innombrable remedo de periodista y neocasaliano brilla (v. La maldición de Tino Casal), porque aparece, Fanny McNamara, un poco cortocircuitada, todo hay que decirlo. Pero sobre todo porque entre sus objetivos no se encuentra la beatificación. Se presentan, pues, los que deben: la personalidad de Julián Ruiz, recocido y sapiencial por los efectos de la lucidez y la mala uva acumulada; la clarividente Olvido y Villa-Toro que no entiende nada por artista y se ensombrece y se enfada. Pululan también otros caraduras, los restos del huracán de los ochenta que se han colocado, en el mundo y por todas sus vías, de entonces ahora y hasta donde haga falta, mejor o peor, y con Pepa al fondo que es la única que no dice nada y la que falta después de que Fabio se decidiera. Una de las curiosidades del documento es el contraste, bastante pervertido en el libro, la inconmensurabilidad aparente entre dos aspectos de la vida de Casal como son su familia, sus amigos en Asturias, con la gente de Madrid; los jirones de la pax romana, con los estertores de la prueba, la cata, el experimento. Y sin embargo, encajaban. Gran Casal: me como el mundo, en fin, el documental de José Antonio Quirós, seguramente el último homenaje duradero al artista antes de que todo el historicismo que nos rodea se vaya a la mierda de forma definitiva, me demuestra más allá de toda duda que prefiero el artista, al músico, al pintor, antes que al personaje o la persona: ése se lo dejamos a su familia y a su biógrafo.

sábado, 8 de noviembre de 2008

La montaña, la puerta

En algún lugar leí que para los pastores del occidente de Asturias, cuando no existía más que una calzada romana para toda la soledad de esta tierra, las montañas no constituían un problema de aislamiento sino la conexión con la meseta, el lugar de contacto con la llanura y el aceite, por ejemplo. Claro que esto en verano, porque con las primeras nieves los pasos se cerraban y el frío y la oscuridad temprana los expulsaba al norte, a la vera tibia del agua. Vano y muralla, paso y frontera: ¿existe algo más ambiguo que una puerta cerrada? se preguntaba Lukács cuando sus células aún rugían inquietas, en el momento en que decidía su futuro, exigiendo dejar en cada acción su sello, su estilo, perfecto, antes de Marx, de Lenin y del malogrado Bela Kun (que no fue un rapero, precisamente, ni un diyei). Y toda esta mierda para enseñaros la foto de la primera nevada en la cordillera cantábrica, como un rito de paso, claro, como un paso geográfico y vital, a la meseta, al sol y al embutido. Saludos.

martes, 21 de octubre de 2008

Él lo sabe

Cuando comenzó a soplar el viento levantó su rostro al cielo, frunció un tanto el ceño y alzando levemente los hombros, se adelantó después, mientras me giraba, para abrazarme por la espalda y besar mi cuello. Han salido muchas lunas desde entonces.
Hace dos días fue a buscarme a lo que desde su punto de vista es un destierro y me trajo de vuelta a la lluvia salada, al otoño húmedo de Gijón y se desnudó conmigo para entrar en la cama donde nos mecemos entre el ánimo y el calor.
Ahora, después de la comida, deambula por la habitación cogiendo el bolígrafo y los apuntes, toma postura en el sofá, enciende un cigarro y bucea entre hojas de derecho administrativo. Yo le miro

Nota: imagen obtenida en http://www.flickr.com/photos/lentaslagrimasnegras/2528008515/

lunes, 8 de septiembre de 2008

Aire se levanta

Se ha levantado un poco de aire salado y fresco, entra por mi ventana abierta, con el ímpetu del Sol esta mañana, revolviendo la habitación. En las películas de ciencia-ficción y de fantasía todo comienza así: hojas caídas que se animan, rumor molecular de materia en movimiento, aire en fin empujando cabellos que se desordenan y de pronto, una puerta espacio-temporal vomita una comitiva de marcianos, de divinos seres y naves espaciales, un coche, un visitante.
Las gaviotas no cantan, es un decir, entre los edificios. Mirando a El forastero misterioso siento un aleteo especial, una sensación breve de vértigo. Lo tomo y confirmo durante toda la mañana que los cuentos infantiles son leche templada, la necesaria ideología para la vida de los infantes: normas para vivir. Twain se despacha a gusto, desde su particular metafísica de liberal del Mississipi, y nos da lo mismo porque junto a él se respira, como junto a Satanás en el libro, bienestar, alegría. No sé a vosotros, a mí me sedujo con Tom Sawyer, con Adán y con Eva y de vez en cuando regreso y lo busco, para que me cuente cuentos. Twain fue un gran viajero, un aventurero como Sawyer, quizá sea hora de recoger los bártulos, nunca es tarde, de seguir el rumor del viento. Me lo llevo en el bolsillo.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Sol y jardín

El verano llega siempre tarde y es a la postre insuficiente porque quiero sol todos los días. En junio, entre sombras de luz y tardes de lluvia caliente llegó a mis manos el libro de Chris Stewart, Entre limones, que no leí hasta principios de agosto porque las lecturas se me agolpan en la estantería como una cal, acumulándose, que amenaza con hundirla y ahogarme entre palabras desordenas, frases hechas e historias vueltas a recorrer. Admiro del autor varias cualidades que he encontrado en muchos otros anglosajones: la sencillez en el discurso, la falta de pretensiones, unas veces real y otras bien fingida, y el humor fino como un riachuelo que refresca y alegra a partes iguales. No es Gerald Brenan, no. Me da la impresión de que sólo buscaba en España, en Andalucía más bien, el sol, el paisaje, el agua y la fruta, un edén donde crecer y multiplicarse. Brenan, en cambio, además de lo dicho, encontró literatura e historia, san Juan y laberintos. Por otro lado, Brenan terminó sus días arruinado, salvado por suscripción popular de un final gris y húmedo en un asilo de Inglaterra, mientras que Stewart ha conseguido que entre todos le paguemos su cortijo, pues al éxito de Entre limones le ha seguido un año más tarde El loro en el limonero, y olé. Pues nada, que yo emprendí viaje a mi peculiar paraíso del sur, a Cáceres, en donde no he tenido que escalar montañas con una burra portando mis enseres, ni tampoco he removido tierra alguna, ni la de mi huerto salvaje ni ninguna otra para plantar pimientos o criar ovejas. No. A mi me ha venido a recibir el señor de la casa y me ha llevado en coche hasta la puerta y ahora, después del gazpacho y de mirar amparados este cielo despejado y roto por la luz de las estrellas, sentados en el jardín, me acuerdo de vosotros, os echo quizá de menos pero no os envidio un ardite.

jueves, 31 de julio de 2008

Fábula de agosto

Lucía ayer el sol por la mañana y quien esto escribe caminaba indeciso entre la vida y la muerte, socialmente quiero decir. Un cadáver conocido languidecía en el tanatorio, la hija de un amigo respiraba en la playa.
En la calle Corrida hay un bonito edificio históricamente dedicado al comercio, los Almacenes la Sirena estuvieron allí (según la inscripción conservada) y hoy vive en él una pequeña parte de la riqueza del gran Amancio.
En cierta ventana, una fabularia pareja: la gaviota y la paloma. En el momento en que las miro, la segunda picotea en el alféizar y observa el coso urbano, como toda su especie come; la primera... juraría que piensa. Y decide. Lanza su pico en pos de la mirada, parte el cuello de lo que ya es un alfeñique que aletea mecánicamente entre estertores de fin.
El día discurre, los astros giran y la gaviota acomoda su presa con buen juicio. Como si fuera un mamífero escoge llevarse de allí su bocado de entremañana y alza el vuelo; no grazna, claro, se aleja con elegancia. Me acerco al mar, al oleaje, paseamos los tres, los astros giran.

Nota: imagen obtenida en http://www.ojodigital.com/foro/flora-y-fauna/86479-gaviota-detalle.html

martes, 8 de julio de 2008

Ayer

He vuelto. Regresaba por aquí, obligatorio, de una comida con la familia y decido desviarme unos minutos. Dentro de la general desolación del verano, de las dos de la tarde de julio, paseo entre los edificios y los parques descuidados de esta ciudad-jardín soñada por un franquismo travestido. Es feo este barrio donde me crié. Cuando llegamos sólo había dos tipos de construcciones para las viviendas: torres de baldosa amarilla, de cuatro o de nueve pisos; bloques marrones de adoquín, de seis. Veo, el hospital donde nací, destacando con su blanco poluto, presidiendo las vidas de todos; los barracones de obra para los primeros cursos de la EGB hoy desaparecidos, el colegio público para mayores de ocho años. Dos bajos comerciales, el edificio de asociaciones y el hogar del pensionista, las piscinas descubiertas. Veo mi antigua torre que sigue basculando, hundiéndose en la acera, poco a poco; la placa de rojo yugo y flechas rojas, el césped salvaje que hay bajo mi ventana parece extrañamente regular a pesar de los años en los que lo horadamos construyendo carreteras y garajes. Percibo el sonido ambiente, coincide con el de antaño: vehículos que discurren por la carretera de Oviedo, por los túneles que nos han de sacar del estrecho valle en cuya esquina se ha construido Riaño, Villa para residentes. Ahora también, la autovía minera, a Gijón, abraza el otro flanco de la población, después de haber reducido a recuerdo la carretera antigua. Esta discurría a la vera del palacio del marqués de Riaño, de Camposagrado, bajo un túnel de álamos hasta el río, oscuro y muerto, frontera con «la mancha verde más grande del valle», como le gustaba recitar a mi padre. A pesar del abandono aparente, de la extrañeza porque el paisaje ya no es el mío, presiento el calor tras las paredes. No es el de antes, ya digo, ni siquiera en mi torre vive la misma gente. ¿Cuántos quedarán? Ayer advertí que en ciertas conversaciones con mi madre los desaparecidos y los muertos van quedándose, de rondón, más tiempo, copan más espacios en la programación. Los vecinos de entonces pueblan las palabras, aún los recuerdo a todos. Recitamos uno por uno los pisos y rellenamos huecos repintando sobre el olvido del otro: yo citaba a los niños, mis amigos, ella a los mayores y ambos a los jóvenes. Jorge y su hermano Alberto; Iván y su abuela; Maricusa y su marido, también Ernesto, su hijo, se hizo actor con el tiempo y hoy quizá lo envidio. Se internaron pronto en el curso alto del río y apenas nos hemos vuelto a ver. Rosana y Roberto en el segundo, al otro lado de nuestra pared. Manuel, Madalena (así, sin la g, porque eran de Jaén) y Manuela, su madre, en el tercero. También Mario y Vanesa; Isaac, Simeón, Mariola; Liberto, Patricia; Juan Esteban; Isaac y su hermano; Gabriel (Grabiel para indígenas) y Fran, el pequeño; Teresa; Ánguela (fonética); Fernando, que se fue pronto a La Felguera; Aitor; David y Marta. Entre todos dábamos sentido a ese portal maloliente, al parque de los columpios, a los muros del colegio, al verano tirados en el asfalto del aparcamiento, jugando a las chapas, al fútbol, descansando en la carretera o gastando al baloncesto, lo que duró, en la canasta frente al colegio nuevo, sobre los barracones. Con los años creo que entré en todas las casas y todos conocieron la mía y se quedaron, aunque la común siempre fue la calle y creo que la memoria. Hoy he vuelto aquí, he paseado entre los edificios haciendo rozar al corazón con el pasado: saltó alguna chispa de ternura, alguna de dolor, alguna risa y permanecieron así, mezcladas y suspendidas en la atmósfera del valle hasta que salí, bajo los montes, hacia la bahía de Gijón y se disolvieron.

martes, 1 de julio de 2008

Martes botánico

Hoy, como dice mi tía con sorna, con esa variante malvada del supuesto carácter de la cuenca del río Nalón que no tiene que ver, en apariencia, con la entrega vital de David Villa pero que provienen, ya digo que al parecer, del mismo tronco; hoy, digo que dice mi tía, ya estoy más cerca del hoyo. Obvio es: nos acercamos constantemente, día tras día, grano a grano, hasta que decretamos que, oye, tienes un montón, ya estás más cerca de la disolución. Como estoy de vacaciones me he levantado después de todos los mensajes y llamadas, me he tomado dos tazones de café y, en calzoncillos, pero de los chulos, me he puesto con Hollywood Station, de Jospeh Wambaugh, a botanizarme, quedándome un día más sentado aquí, en la penumbra de un jardín tan extraño, pero tan duro. Creo que os gustará, a Ellroy le encanta y a mí, de momento, también. Es un anglosajón, escritor de lo que hace y conoce. La edición, de bolsillo, atractiva (Verticales de bolsillo) y el día se ha puesto gris para lavadoras y para filosofías. Feliz día de no cumpleaños, Alicias.

sábado, 14 de junio de 2008

Leche templada

Yo empecé a escuchar música cuando aún existía el vinilo, de hecho, cuando el disco redondo era el novamás de la reproducción: la crema.
El primer aparato del que tengo memoria estaba en casa de mi abuela, en la cocina. Ella encendía la radio por la mañana y escuchaba la SER mientras limpiaba la casa, preparaba la comida y cumplía, en fin, con su destino tal y como dios o Franco lo habían dispuesto. Bajábamos la chiquillada el sábado a desayunar, café con leche claro en tazones de transparencia turbia, mientras escuchábamos música o el informativo y todo eran parabienes para el verbo elegante, sin manías aún, de Felipe González al que dejábamos siempre con la palabra en la boca. Luego el cassette para los cuentos infantiles con música de Los cuadros de una exposición, quién lo iba a decir que cuajara tan bien con El flautista de Hamelin.
Y por fin el vinilo, en los ochenta con las torres de música, cuando entró en mis casas. Con mi madre llegó la ópera: Verdi, Puccini, Bizet y Mozart (bien es verdad que optó, prurito de permanencia y calidad, por un buen equipo de la entonces aún realmente existente Unión Soviética); con mi padre (más pop, digamos, en todos los sentidos) la voz triste como los años setenta de Rosa León cantando por Aute a Jaime Gil de Biedma: «Es la lluvia sobre el mar/ en la abierta ventana/ contemplándola descansas/ tu frente/ en el cristal/ Imagen/ de unos segundos/ quieto/ en el contraluz/ tu cuerpo/ distinto aún/ de la noche/ desnudo», (versifico según dicción, oigan); o también aquella otra, cómo era... «Con una mano escribo/ y con la otra abro/ las páginas de un libro/ aquí está/ la palabra que busqué/ tantos años» y luego «Latino más liberto/de Colliure (ahora lo entiendo y lo escribo correctamente)/ rosa sonora entre las impasibles/ violetas/ sepulcrales/ aquí dejo caer/ calladamente/ sobre la tierra/ la palabra más tuya». Descubro hoy que la segunda tiene letra de Caballero Bonald gracias a la página de la propia Rosa a quien, obviando su pinta de misionera, de cristiana de base o monjita post conciliar no puedo rechazar por su voz y aquellos días. Y también estaba, ahí quería yo llegar: Serrat.
Sí, con la separación, con la torre de música, llegó la compra de discos por catálogo y el directo doble de 1984. No he escuchado toda la discografía del circunspecto catalán del clan de la tortilla (obsérvese la ocurrente comparación con los emboscados de Suresnes) pero aquí está un hito en la carrera de Joan Manuel, escúchese. Entre todas las canciones hay una que me viene muy al caso y donde se dice: «Nos empeñamos en dirigir/ sus vidas/ sin saber el oficio/ y sin vocación/ les vamos transmitiendo/ nuestras frustraciones/ con la leche templada/ y en cada canción/ niño/ deja ya de joder con la pelota...» y tal.
Hoy recordé estos versos en la librería cuando una madre muy de Vetusta me consultaba acerca de la conveniencia de llevarle un libro del Pequeño Vampiro, colocado en la sección de nueve a doce años, para su hijita de siete que, sin embargo, era, según me aseguraba, muy espabilada. Yo le comenté que no debía preocuparse porque la letra no es muy pequeña e incluye dibujos pero no, ése no era el problema sino el contenido, que claro, no estaba estipulado para mentes tan frágiles, interpreté. Y es que, vete tú a saber si no mostrará como normales cosas no aprobadas por la santa madre, como, yo qué sé, mezcolanzas de churras con merinas, o de manzanas con manzanas o de ¡peras con peras y la liamos! porque una cría tan joven es muy maleable y a lo mejor nos sale... ¡socialista! o ¡puta! Si es que ya no hay con quién tratar, oigan, ni de quién fiarse.
Nota: La clasificación final ha sido múltiples veces contratada en mi personal experiencia y en la lectura esporádica de periódicos y confirmada en otros medios de comunicación visual. Resulta obvio que todas aquellas posiciones políticas que no sean las del PSOE no son consideradas como posiciones políticas por estas buenas personas que tienen siempre la razón de su parte y que últimamente las vienen definiendo, sin despeinarse, como terroristas. Desde luego las categorías «socialista» y «puta» no pueden ser consideradas en absoluto como excluyentes y también desde luego todas las mujeres terroristas son putas, en el sentido dicho.

lunes, 9 de junio de 2008

Mediterráneo

Me dejo caer por aquí para comprobar que todo sigue en su sitio y para cambiar la foto de entrada que parece ya de interior de catedral: vivo. Y como vivo pero aprisa sólo os comento que he vuelto al mediterráneo de Valle-Inclán. Años que no leía al gallego castizo, al manco y ahora redescubro en la ontogénesis al genio en Martes de carnaval: tremendo Juanito Ventolera, tremendo. Y no digo más porque recién terminé también Visto para sentencia de Reig y, siendo de natural pedante, me da como pudor escénico ¿sabéis? Pero sólo hoy, mañana me suelto. Me reservo La cabeza del dragón para esta semana y ya os lo recomiendo, para qué esperar. Rafael, el citado y enlazado en este blog, oxigena.

sábado, 10 de mayo de 2008

Sur sonoro

No puedo precisar exactamente cuando sucedió. Recuerdo o sueño que mi madre, de voz delicada y clara, cantaba para mí en las noches caprichosas algunos pasajes, remedos dignos de temas de Lole y Manuel, junto a Mercedes Sosa y quien sabe si Soledad Bravo. Acierto ahora al consignar que mi tía, la menor de las tres hermanas de mi familia materna, gustaba de aquella que decía: «El sol, ha vencío a la luna/ que se aleja impotente del campo de batalla» que años más tarde encontré en Al alba por alegrías. Aun lo conservo en vinilo robado a mi padre. También descabezábamos alguna sevillana sobada en el largo camino de los ochenta entre Langreo y Gijón, en pos del fin de semana, de mi abuela y de mi abuelo; de la fabada y los manzanos en usufructo.
Pero la guitarra virtuosa, la voz rasgada, entraron de verdad en mi vida con los aires de la juventud, viajando entre Sevilla y las playas de Chipiona y Rota. De tan tópico parece mentira. Íbamos, creo que lo recuerdas, a ver el mar del sur y sonaba el flamenco firme, claro y cabal de Moraíto Chico, De grana y oro; sonaba la guitarra argentina de Quique Paredes en la cima de su legado escaso De maera. Nos los llevamos impresos en una cinta de cassette y grabados, batientes, en la aurículas y los ventrículos del corazón. También sonó, en casa, cenando discusión y medias sonrisas que intercambiábamos presos de la hilaridad, el segundo de Vicente Amigo, Vivencias imaginadas, justo antes de despeñarse con Poeta hacia el más absoluto ridículo.
Todos estos testimonios los perdí con el tiempo y la dejadez y los fui recuperando luego, con esfuerzo, entre las ráfagas de soledad del verano de Bruselas. Allí recogí además para mis alforjas las Esencias flamencas de Morente a quien vimos en el Campoamor, haz memoria, al borde del colapso emocional, detrás de la línea de los gitanos (tal vez los mismos que tiempo después se indignaron por Omega, olvidando la Misa flamenca o Sacromonte, trabajos capaces de provocar temblores y urticaria al más puro entre los puros). También el directo del gran Paco en Estados Unidos: sentado con él en el alféizar de mi ventana abierta a rue Royale, vi el paseo de santones musulmanes, de árabes y de rumanos. Y luego Carmen, La antología de la mujer en el cante, sentada en el Antiguo Instituto, fresca, cumplidora, abriéndonos los pulmones a su gemido. Sí, también Camarón, tan utilizado, me regalaste, antes de las gafas y el acuario, la antología en tres volúmenes, las letras a mano que aun conservo.
Hubo más, claro, Eva Durán, acurada y talentosa; Raimundo Amador, analfabeto y genial, en directo; Nono García y Pedro Javier González, con destellos dignos; Camilo y Tomatito. También muchas decepciones que mejor tocamos otro día. Mientras os escribo esto, las gaviotas y las nubes han dejado la mañana hecha unos zorros, no llueve pero no luce, y escucho esperanzado a Víctor Monje, Serranito, su Virtusismo [sic] flamenco, y vuelvo a respirar algo de esa santa y sensual tranquilidad, un ápice al menos del rumor de las fuentes de mi vida aquí.
Imagen: portada del disco de Víctor Monge Serranito.

lunes, 5 de mayo de 2008

Shooter: individualismo iluminado


Una y otra vez vemos reiterado el esquema: los ingredientes varían, las combinaciones existen, por supuesto, pero cada vez repite más el plato. Terminamos de ver la película Shooter: el tirador. Un ex militar, uno entre cuatro elegidos capaces de acertar en un blanco a nosecuantos kilómetros de distancia, vive en el bosque a lo Thoreau pero con pipa. Un militarote le toca la vena sensible y lo convence para volver a la actividad luchando por lo más importante: la patria (de la libertad). Todo era un engaño, sin embargo, y él la carnada expiatoria. Pero consigue escapar para hacer Justicia. Pues sí, Justicia. La debilidad humana, dice otro de esos cuatro bendecidos con un ojo profundo, es el mayor enemigo del Hombre mismo. Y en la cinta, a lo largo de las peripecias de un crujiente Mark Wahlberg, vemos como esa tara metafísica corroe el significado de palabras como libertad o justicia hasta convertirlas en algo peor que nombres sin referencia: su sentido es justificación del asesinato y el atropello. La guerra de Irak, se dice, fue por el petróleo: el Poder es el mínimo común múltiplo, el ingrediente de todas las salsas de la corrupción. Los tribunales de justicia del país de la libertad, vemos, fracasan estrepitosa, torpemente. ¿Soluciones? Un hombre, un varón imponente iluminado por la bombilla de Dios que hace lo que tiene que hacerse, al margen de la ley, desde luego de cualquier ley humana, ejecutor, bello y trágico. Leo en El País que a Sean Penn le gusta conducir por las carreteras de Estados Unidos durante días. Recuerdo al antimilitarista Thoreau, buscando el contacto con lo salvaje en las tierras de Emerson. Veo a John Wayne disparando, a Neo y a Morfeo clamando por la divina elección en Matrix. Y concluyo que necesito una manzanilla, antes de que algún listo determine que mi cara o mis costumbres son reflejo del mal del mundo, de la gula o la depravación; que el error se arregla pegando cuatro leches; que lo que este mundo necesita son un par de bienpuestos.

jueves, 1 de mayo de 2008

Gijonesismos de temporada

Hoy día uno de mayo hace un sol esplendente en mi ciudad. Después del paseo entre las banderas nos dimos un homenaje mi madre y yo en el barrio con la botella de sidra, la morcillita y unos chipirones. Luego, claro, vuelta al paseo para bajar un poco el atropello por los jardines de Juan Alvargonzález. Allí descubrimos mi progenitora y yo algo de ese carácter, creemos, que es muy de aquí. Algo, ya lo sabemos, muy importante en estos días de vientos esenciales, sobre todo ahora que tenemos encima el estatuto y la financiación autonómica.
En los jardines hay dos zonas de bancos muy delimitadas y comprobamos in situ lo que ya veníamos sospechando: los ancianos y los yonkis comparten y se reparten la misma zona, los segundos más cerca del centro de salud por razones obvias, aunque, advertimos, nuestros mayores están empezando a consolidar su posición y a avanzar por entre las líneas pactadas. El futuro es suyo, así que, o se mudan los marchitos tempranos o se sueltan los vejetes por el terraplén de la heroína ahora que ya no es tiempo de nada o, lo que es lo mismo, ya que es tiempo de cualquier cosa. La vida es bella y extraña.
Imagen: obtenida en www.asturiasverde.com El lugar de que os hablo se encuentra al final de la pasarela a la izquierda, como enseguida habréis adivinado los naturales.

El sol del sur

De Juan Madrid llama la atención, a mi por lo menos, su pinta de feo con carácter, porque es muy feo y muy chulo. Se me antoja además que a sus años no se puede permitir ya dudar de muchas cosas y no lo oculta. Es un tío que me gustaría conocer. Entre tanto no se presenta la ocasión me leo algún que otro libro suyo, no muchos porque releer autores provócame repelús: los que me decepcionan porque un paso en falso es un respiro, una equis que no merece la pena eliminar ¡hay tanto que leer! Los que me gustan para no romper el hechizo de una novela redonda, los mantengo en la memoria, calentitos, hasta que no queda más que el aroma. Ahora que tengo que estar al día de las novedades, conocer el mercado de publicaciones, me ha hecho ilusión saber cómo escribe Madrid sus novelas para jóvenes y me gustó comprobar que igual que el resto. No trata a sus lectores como a gilipollas, y hace también algo muy interesante, no describe personajes, los pone a funcionar. Su fuerza y su belleza residen en la sencillez, en la exactitud que las acciones trasparentan. Lo único que no he conseguido saber es, a tenor del título, hacia qué sur se huye en la novela. Da igual si se parece al de la portada.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Biblioleninismo

El otro día me pasé por la librería de mi vida una vez más porque no soporto las traiciones ni los corporativismos estrechos, futboleros, y me compré -lo digo sin amaneramiento, creedme- las Obras escogidas de Lenin en Progreso. Ya veo que alguna (quizá alguno) se desinfla con un inmenso suspiro y dibuja una mueca de «me parto de risa, ya estamos otra vez». Pero es lo que hay tovarisch (no sé cómo se escribe el plural, si existe, cómo se coloca el femenino). En fin, digo que compré los tres tomazos y ahora los miro con cierta duda. Recorro los índices donde aparecen escritos titulados tal que así: «La guerra y la socialdemocracia de Rusia», «Séptimo congreso extraordinario del PC(b) de Rusia», «Seis tesis acerca de las tareas inmediatas del poder soviético» y otras cosas por el estilo y me invade una tremenda sensación de incapacidad, de melancolía previa, como de bucle. En cualquier caso, lo más llamativo es que, para los responsables del Instituto de Marxismo Leninismo adscrito al Comité Central del PCUS, es más importante leer «¡La patria socialista está en peligro!» que Materialismo y empiriocriticismo. Me reservo conclusiones apresuradas y aprovecho para constatar que El estado y la revolución ha sido publicado en Alianza Bolsillo con una introducción que no tiene desperdicio. Creo que aún no se ha escuchado el estrépito final de la caída.
Imagen: Lenin, en plan seductor

jueves, 20 de marzo de 2008

Cuando la piel es sólo eso

Los franceses y las francesas que patentaron a pesar de muchos las grandes palabras que el dinero acuna como Libertad tienen algo que aprender de los prejuiciosos españolitos. Bien es verdad que la conocida como ley del Matrimonio Homosexual no ha sentado bien a todo el mundo aquí, pero todavía da vergüenza decirlo en público, no es de buen tono: victorias del talante escamoteador. En fin, que se han puesto de morros en París (El País dixit) porque la campaña contra el VIH mostraba un pezón y las montañas de un trasero en la lejanía difuminada y, eso es lo peor, ambos pertenecientes a dos varones frotándose pecho a pecho. Qué prado de pena, qué espectáculo de decadencia de la grandeur arrastrada.
Para curar heridas y con el mejor ánimo desde este blog con título tan de fiesta drag les hacemos un homenaje a quienes caminan por el lado equivocado de la acera (sobre todo a quienes se protegen del flagelo), a quienes, en fin, discurren sexualmente por donde les da la gana y no preguntan cuál es el lado bueno, a este y al otro lado de los Pirineos. También aprovecho para saludar a mis padres que me estarán leyendo y para dedicarle esta entrada al Buzo que siempre lo agradece.
Imagen: es la imagen censurada de la campaña contra el VIH en Francia, obtenida de la noticia de El País que se enlaza más arriba.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Teología de piedra, espuma de esencia

Estas elecciones han sido tan aburridas como las anteriores y puede que menos que las próximas. Algo tendrá que ver el hecho de que en España hayamos alcanzado la normalidad democrática tan ansiada. Sin embargo, siempre hay alguien que te sorprende, alguna idea original o impactante que se cuela como sin querer en algún discurso y consigue despertarnos del sopor. Este año, sin duda, la palma a la ocurrencia se la llevó Joan Tardá, número dos de Esquerra Republicana de Catalunya al Congreso de los Diputados. Afirmaba el interfecto en una entrevista concedida a El País y abierta a Internet algo como esto:
«Debo decirle que yo no soy español. Soy catalán, aunque ciertamente "estoy" español. Y usted conoce perfectamente la diferencia entre el verbo ser y el verbo estar. Además, deje que le diga que los catalanes no tenemos nada en contra de nadie, máxime en contra de los otros pueblos del actual Estado español. Por una razón más que evidente: la mayoría de nosotros tenemos las raíces familiares en Andalucía, Castilla etc.».
Esta respuesta vale un millón por su claridad, porque no estamos acostumbrados a declaraciones tan meridianas, ni tan medievales ¿Qué significa esto, en fin? pues ni más ni menos que: la catalanidad es esencial mientras que la hispanidad es existencial, dicho de otra manera, la esencia está de parte de Cataluña pero la contingencia de España. Mañana mismo Barcelona podría ser la capital de la provincia más austral de Francia y entonces el señor Tardá continuaría siendo catalán pero estaría francés. Coordínese lo dicho con las ideas de nación (esencial) y estado (existencial, recipiente o cárcel de pueblos) y ya tiene el tinglado montado. Pero claro, sólo en el caso que tratamos, la carga de profundidad consiste en que el estado catalán sería la guinda necesaria, la espuma de la esencia; como España es sólo existencia, el estado resulta una superestructura huérfana, si nos entendemos, porque no descansa sobre una verdadera nación histórica.
Joan Tardá nos ofrece una bonita clave para interpretar su a ratos incomprensible discurso recurriendo a modelos de la teología medieval católica y yo no quiero aburriros hoy criticando el asunto. Me queda la duda no obstante de saber de dónde le viene a la madre Cataluña esa ejemplar pureza y necesidad frente a la yerma y vacua España (estado español en puridad) y de dónde (sino del idealismo más antiguo) la idea de que las naciones políticas son previas a los estados. Otro día lo discutimos, pero agradezcamos entre tanto a Joan Tardá su vetusta, pétrea claridad (y su bigote, tremendo ¿verdad?).

domingo, 9 de marzo de 2008

Dulce muerte

Comíamos el menú del día tras nuestra particular fiesta democrática en un bar del Carmen; antes habíamos tomado un vino y paseado por un Gijón espléndido, vestido de agua de lluvia e iluminado por nuestro sol de invierno primaveral, tan inestable como respirable. A nuestro lado un grupo de amigos comía y de entre ellos, una mujer mayor tuvo un mareo. Perdió la conciencia y se acostó sobre el banco del restaurante. Hablamos con el servicio de urgencias que le recomendó agua y descanso mientras se recuperaba. Amante del Quantró y de dormir desnuda, reposaba a la larga entre muestras de cariño y conversaciones, comíamos y bebíamos y en ese momento habría sido bello y hasta natural fallecer sin más. Entre gente querida y risas, con vino, con niños. Hoy he pedido un deseo, sin espanto. Algo hermoso en un día electoral estólido, metálico y previsible. Hoy por hoy no sólo la muerte es inevitable, también el aburrimiento y el resultado electoral.
Foto: «Atardecer playa San Lorenzo» de Miguel Prado obtenida de su página http://www.miguelprado.com/galeria/index.html

viernes, 7 de marzo de 2008

Biología multinacional

Las grandes empresas, a lo que parece, están como poseídas por la especie que decía la Beauvoir de las mujeres. Cuando nacen a un nuevo mundo de posibilidades (España pongamos por caso) son todo hermosas promesas, zalameos y pincheos de presentación y buenas intenciones. «Contamos contigo, trabajador»; «la clientela es lo primero»; «relájate y disfruta». Mucho más ocurre en las que se suelen denominar industrias culturales, ungidas en su génesis por su salvífica misión de traer la gracia este mundo: «lee y sálvate». Como si la alienación fuera sólo condición de almas incultas en el sentido más literal.
Pero hablábamos de posesión. Sí. La empresa en su medio tiene un solo fin, ganar dinero, con mejor o peor talante. Cuando la criatura engorda y crece comienza a afirmar en su fenotipo conductual lo que su génesis implica: dominación del nicho biológico, eliminación de competidores, destrucción de las barreras interespecíficas: el desorden del orden capitalista que los barbudos denunciaran en su día y que la ciencia ficción ha tratado de modo tan prolífico.
Dan ganas de creer en Dios: mejor leerse el último premio Biblioteca Breve (como anestesia, tú sabes).
Imagen: BCE Place Galleria Toronto Panorama 2002, de Calatrava. Obtenida en http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:BCE_Place_Galleria_Toronto_Panorama_2002_cropped.jpg

miércoles, 27 de febrero de 2008

Semejante al paraíso

Desde esta semana mi vida ha cambiado de forma radical. No me he hecho la cirugía estética aunque modestamente os digo que no la necesito; no he tenido un hijo (es biológicamente imposible en estos momentos dadas mis bizarras costumbres); pero he comenzado a trabajar. Veo vuestras caras de sorpresa y aún se estirarán más si os cuento que tengo contrato. Plus ultra, trabajo en una librería. Y la vida es casi perfecta.


Imagen: Biblioteca Pública de Almería (febrero 1955). Obtenida en www.juntadeandalucia.es

miércoles, 20 de febrero de 2008

Gusto a tajo de cuchillo

Nació en 1908, cien años hace, en una familia burguesa que perdió su posición. Simone de Beauvoir supo lo que eran los aseos comunales y la pérdida del servicio. Estudió filosofía, fue profesora en La Sorbona y vivió unida a Sartre hasta que él se convirtió en abono y parte del aroma de este mundo. A pesar de su éxito editorial con El segundo sexo, con Los mandarines, a pesar de su evidente conocimiento en filosofía y su ejercicio, siempre ha sido en España una especie de invitada de su compañero. Leerla es comprender el error. Puede que el monólogo interior, la religiosidad que impregna todos sus libros (el existencialismo es lo que tiene), la acción constreñida a los diálogos no sea el modelo de literatura del presente: pero es precisa en las descripciones y dura adjetivando. A pesar de su ubicua exposición y discusión de la moral existencial es tremendamente superior a la moralina hispana de un Buero Vallejo, por ejemplo (siempre es mejor citar cadáveres). Desde luego le da ciento y raya a la escandalizada Rosa Montero quien con su artículo «Insólita pareja» en El País demostró, una vez más, que si aun no vive en Saturno debería hacer las maletas inmediatamente.

viernes, 15 de febrero de 2008

Dinámicas de grupo

Después de un año maravilloso trabajando para la Administración (con un contrato en prácticas) y después de haber estado cobrando el paro la friolera de cuatro meses, me pongo sobre los hombros la tarea de buscar trabajo en Asturias. Contened, por favor, las carcajadas, que nos están leyendo. Así que recurro a mis últimos cartuchos. Hace cuatro meses ya intenté la proeza y fue tan colorista que me quedé en mi casa viviendo como se dice de las rentas. Pero la buena vida se acaba y ahora, de nuevo, recurro al vaso del que juré no beber jamás reconociendo que las condiciones materiales de existencia (o de riesgo de inexistencia) determinan la conciencia (dicho con redundancia) de la necesidad.
Acabo de participar en mi primera dinámica de grupo. Dice el periodismo nacional que después de su eclipse tras los sesenta las performances están de moda otra vez. Que el debate de si es arte (de Arco) o mero teatro está en boca de todo el mundo (¡esas risas, coño!). Ignoran, seguro, que la psicología de la empresa lo emplea todos los días en la selección de personal, de recursos humanos. Diez, doce personas alrededor de una mesa, midiendo sus técnicas, sus estrategias, buscando el papel principal tanto como la yugular de quien se acerca: acecho, ataque, miedo, retirada y sonrisa, todo nos hermana con nuestra milenaria familia y genera fáciles metáforas etológicas. El éxito todo lo justifica y nos permite volver a ser morales, el fracaso todo lo justifica y nos permite escupir contra nosotros o contra el sistema. Todos reíamos como hienas, pero qué bien olíamos, oye.
Imagen: fotograma de la película El método, dirigida por Marcelo Piñeyro en 2005

viernes, 1 de febrero de 2008

¡Ketchup!

La cadena de televisión Telecinco ha anunciado el miércoles por sorpresa el cierre del popular programa Aquí hay tomate. Ante la conmoción generalizada y la hilaridad de unos cuantos, entre ellos los propios presentadores del magacín, la empresa de entretenimiento e información elemina de su parrilla los programas más duros y controvertidos tras un proceso que culminará este viernes.
Soluciones arriesgadas
Pero la máquina, a pesar de lo que pueda parecer, no se para. De hecho, a juzgar por las declaraciones de la cadena en su nota de prensa, será difícil que la franja de sobremesa aguante la nueva propuesta que pretende «cruzar nuevas fronteras en el lenguaje televisivo con un nuevo proyecto que sea capaz de acercar a los espectadores la información de sociedad» tal y como extracta El País en su pieza «"El tomate" echa el cierre». Así pues tenemos una propuesta tremendamente arriesgada y un timonel dispuesto a llevar a cabo la proeza de reventar las costuras de la televisión. El programa «de corte familiar, animado y amable, pegado a la actualidad y con la presencia de rostros populares» y que de ninguna manera «renunciará a la información del corazón, aunque desde un punto de vista distante y desde el respeto» llevará sobre sí el potente título de «Las tardes con Fernando y Soseki». El gigante de la comunicación que lo guiará no es otro que Fernando Sánchez Dragó (y su gato, Soseki, que llenará nuestras tardes de... ¿cariño? Bueno, eso es lo que dice Fórmulatv tras someter al redactor o la redactora al visionado del programa piloto, aventuramos).
Evidencias
Desde este medio informativo no queremos entrar, a pesar de todo, en la encarnizada guerra declarada entre quienes consideran el cierre del Tomate positivo «porque no aportaba demasiado al panorama televisivo» y quienes lo ven mal «porque era un programa entretenido a pesar de todo» tal y como recoge el diario El País en su objetiva y familiar encuesta. Sin embargo, sí nos ha llamado la atención la argumentación tan currada de Telecinco para justificar el cierre del «rey de la sobremesa». Sobre todo después de saber que, de hecho, «el espacio es líder de su franja de emisión con un 21,5% de la audiencia, 2,6 puntos sobre TVE 1 (18,9%) y 9,1 puntos por delante de Antena 3 (12,4%), una posición que ha mantenido a lo largo de 991 emisiones sobre las más de 1.200 jornadas en las que ha salido a las ondas.» según Público, vaya por Dios.
La explicación o cómo morir de éxito
El Tomate es ya una leyenda: «cruzaron límites, traspasaron fronteras antes intocables y enfadaron a muchos para demostrar -ojo al dato- que otra información era posible». Pero no solo eso, «pasaron de hablar de los personajes de siempre a inventar personajes de hoy, subieron los colores a la prensa rosa, decidieron no casarse con ningún famoso, inventaron una nueva forma de administrar la información», pero no es suficiente, al contrario. Después del fracaso de los cambios introducidos en el programa para recuperar la audiencia perdida que los colocó en la primera posición de su franja horaria, es decir, que los mantuvo (según informa Fórmulatv), la cadena que será del buen gusto a partir de ahora prevee que «la audiencia lo pedirá pero no repetirán», en un acto de valentía que sin duda les honra, como a las monjas. Y la cadena remata en el artículo de cabecera de su especial: «No se trata de un hasta luego -aseguran- sino de un adiós definitivo. ¿Por qué negarse a un posible después? -se preguntan-. Pues porque será más divertido seguir creciendo e inventando. Es un buen momento, ahora que otras teles están copiando la "fórmula tomatera" para seguir imaginando la televisión de pasado mañana.»
El futuro por venir, la televisión de pasado mañana

No es necesario sacar aquí conclusiones, tan sólo nos resta emplazarles a la próxima emisión de «Las tardes con Soseki» en donde, además de contar con la colaboración inestimable de Fernando Sánchez Dragó (al fin y al cabo es el encargado de darle de comer al gato, he aquí, pensamos, el riesgo), también contaremos con profesionales de acrisolado prestigio y tremenda puesta en escena como Lydia Lozano, buscadora de personas perdidas los lunes; Belén Esteban que nos dará cursillos en línea de «protocolo y buenos modales» (la cita es textual) o «la profesional Cristina Tárrega» que los viernes hablará de sexo. Juzguen ustedes y no lloren. Más bien al contrario, alégrense porque Telecinco ahora y como nunca limpia y da esplendor.

Foto Tomate: Telecinco
Foto Dragó: 20 Minutos

jueves, 31 de enero de 2008

He visto al Ángel


Raúl González Blanco tiene un nombre bastante vulgar, para qué engañarnos; nació, ya lo sabes, en San Cristóbal de los Ángeles, distrito de Villaverde, en el Madrid austral de las fábricas, del desarrollismo ruinoso y de las inmigraciones. Fue destino de Extremadura y La Mancha y Andalucía y Murcia en los sesenta, el barrio que, al decir de la Wikipedia, se convirtió desde su misma concepción en un experimento evolutivo. Como lo oyes. Explicaba el paleontólogo Stephen Jay Gould que la forma más convincente de entender el cambio evolutivo supone una población aislada y pequeña, sometida a presión ambiental fuerte, así la variación adaptativa individual se propaga con velocidad e intensidad suficiente como para ser integrada por todo el grupo que, en consecuencia, sobrevive y crece. Parece que el aislamiento sempiterno de Villaverde y su condición de agujero de la desposesión obraron el milagro y, allí, como en un portal abierto a la noche y la historia, nacieron Raúl para el fútbol y Dioni Martín para Camela y la música nacional.

Sin embargo, algo salió mal en la deriva evolutiva, o quizá es que, como dicen desde el materialismo, las fuerzas de la evolución se escacharraron hace algo más de dos mil años para los primos del mono. Raúl González debutó con el primer equipo del Real Madrid a sus diecisiete y salió para siempre del distrito de Villaverde. Se convirtió por méritos propios en uno de los mejores deportistas de la historia del fútbol español y se encuentra, según la FIFA, entre los cien mejores jugadores vivos del mundo.

Pero la joven estrella parece también un hábil político, jugó para ser el mejor y también a convertirse en el alma del Madrid. Para ello se ha unido a esa otra, más colectiva, del fondo sur del Bernabéu desde donde amonestó al político Gallardón por pretender preservar la piedra de una diosa que les pertenece. Sobre todo a ellos, a quienes no nacen pero, una vez hechos, así mueren. Casado con princesa de largas piernas, se ha convertido en modelo de lo bueno y de lo bello. Su club lo sabe y, como otros antes, le ha ofrecido ser su imagen y quedarse en él para siempre, donde quiera y como quiera (informó Telecinco).

Lo que la evolución, motor inmóvil, ha creado, se lo ha llevado el dinero. En lo que va de Villaverde a La Moraleja, se vislumbró, una vez más, lo que va de la biología al capitalismo. Como te lo cuento.
Foto: EFE

sábado, 19 de enero de 2008

Qué será de Antonio Vega

Por sugerencia de quien (dice ella) no mordió la manzana pero que sí muerde, y bien, otras frutas, retomo a Antonio Vega en una versión de «El sitio de mi recreo» que no es la que yo conocía. Sin coros, con algunos versos cambiados y un sol de ocaso tan propio de ayer. Ahí está otro Antonio, que no es el amable y sanote andaluz universal, inevitablemente. Este otro fulge un poco a lo tonto, entre ruinas sin majestad, con sol de tarde que fue luminosa, sin luna ni tumbas, «canto y risa, voz del miedo» y de Madrid. El que lo probó todo, parece, sin detenerse; el que, simplemente, mordió la manzana que Eva dejó para luego mirar por siempre atrás, como un adolescente, tiene hoy cincuenta y pico y escucharlo es oír cómo discurre el tiempo, cómo suena el pasado. En su mirada, en la mirada de este vídeo, parece resumirse todo: su triunfo, su condena, su recreo y el mío. En la foto, de El País, no sé qué veo, qué verá él. «Me siento un poco más joven», afirma: a mi me haces mayor, sin tránsito.


El beso de oriente

Existe una técnica muy antigua, que se aplica en múltiples campos, y se usa desde que nos vestimos, o puede que antes, y que podríamos resumir con el «tú repite que algo queda». No es como el «tira que libras» o el «patapún p´arriba» (variante activa de la anterior) de origen más restringido, creo yo, de raigambre muy ibérica y, en consecuencia, de uso común en todas nuestras instituciones. La diferencia está en que con la segunda, nos ponemos delante de una forma de vida, un retazo de brillantísimo iberismo, más que de una técnica a secas. Así que os traigo una foto muy curiosa que acompaña a una noticia también muy curiosa aparecida en Chinadaily y que os enlazo


Puede que, de tanto verlo, acabemos por obviarlo (por cierto, como los pillen sus deudos ya pueden ir pensando en emigrar más allá de la muralla y en cortarse el pelo, claro).
Nota: fotografía de Ly Fangyu

viernes, 4 de enero de 2008

Platón ha muerto

A principios del mes de diciembre del año pasado, parece que fue ayer, me pedía el Buzo aclaración sobre el trasfondo filosófico de la película La brújula dorada (me tiene en mucho, ya se ve). Le llamaba la atención el asunto de los daimonion (démones), palabro históricamente desarrollado en la Grecia clásica y muy relevante en la filosofía de ¡¡Platón!! (ya oigo el golpear seco de cabezas desmayándose sobre los escritorios). Seré breve ¡no me sufran, diablo!
Aclaro que este texto puede desvelar parte de la trama, no me metan un paquete, oigan. Aclaro también que la niña de Dios (dicho sea en tono coloquial) no viaja a un mundo donde el personal lleve consigo un daimon, sino que vive en un mundo tal. Por otro lado, la institución llamada Magisterium es el trasunto de la Iglesia Católica que, como todas las iglesias, aprovecha su papel de mediadora espiritual universal para hacer política. Si has pensado, lector, que los démones ejercerían ese papel de mediadores al estilo de ¡¡Platón!! (!!!!aaaarrrggg¡¡¡¡) vas mal. Dicho rápidamente: esas formas materiales-espirituales son el alma (casi nada) de cada quien que se muestra así como es en un sentido muy religioso. Si eres una persona servil y adocenada, tu alma será un perro faldero. Si valiente y orgulloso, y además te van las bajas temperaturas, un irbis. Etcétera. Resulta también interesante que siendo las almas humanas animales, los animales no tienen alma (he aquí la demarcación antropológica), aunque hablen y beban güisqui (el alma de un oso acorazado es su coraza, su función; el determinismo anglosajón que retorna). Hay otras cosas graciosas pero cortemos antes de que se produzcan derrames cerebrales irreversibles.
¿Qué tiene esto que ver con Platón? Pues no mucho, la verdad. Lo demónico antes de nuestra era y en la cuna de nuestra civilización hace referencia a la divinidad (Homero) o a divinidades de rango inferior (Hesíodo) o, finalmente, a la descendencia de los dioses (!!Platón¡¡ -¡¡¡yaaarrgghh!!). Esta información la saco, no de mi privilegiado cráneo, sino de la edición de M. Martínez Fernández en Gredos de El banquete. En el último caso, la cuestión se complica porque la elaboración que se hace en El banquete de Eros (Amor) es mucho más rica: es mediador entre quienes aman (y vaya si aman porque desean la inmortalidad procreando en la belleza) y la belleza misma. El colofón está en que Sócrates puede ser interpretado como ese fulano capaz de hacer parir cosas bellas, no en el mundo de las ideas, precisamente. Dice ¡¡Platón!! (¡¡¡nooooooo!!!): «¿Y qué es lo que le corresponde [al alma concebir y dar a luz]? El conocimiento y cualquier otra virtud [...]. Pero el conocimiento mayor y más bello es, con mucho, la regulación de lo que concierne a las ciudades y familias, cuyo nombre es mesura y justicia». Únase esto al mito de la caverna, a la liberación de los esclavos que duermen sin saberlo y advertimos que lo mejor que podemos hacer con la brújula dorada es tirarla al váter. Última anotación, el libro, a pesar de la ideología un tanto sombría que se adivina, es entretenido: pasado por el filtro de Hollywood obtenemos otra conquista del oeste.
Y no me lloren ya más, carajoo.