jueves, 13 de enero de 2011

9, rue des Chartreux, Bruxelles

«Kustino Oro» de Le temps des gitans, como antes en la sala del restaurante. Enorme paralelogramo de paredes terrosas y anaranjadas, luces indirectas, sujetando la exposición del mes. La entrada: madera tallada, vagamente romántica, y cristal. El griego tiene un aire a Groucho Marx: fino bigote, boca grande y expresiva, sirve con sonrisa a prueba de bomba, aun es joven (hace trece años). Las comandas vuelan a golpes de voz sobre la barra: lo último las cañas para que no se pierda la espuma, y los cafés, por lo mismo. «Borino Oro», la cerveza se escancia, no todos saben, y la musaka siempre triunfa (los rumanos cocinan). Los vasos y las copas se lavan a mano (hasta que uno de los hermanos, ¿el primero, el cuarto? venga para arreglar el lava platos) en tres tiempos: uno para enjabonar, uno para aclarar, uno para escurrir. La joven luxemburguesa, de piel elegante y gesto de cera no requiere más que de sus ojos para poner orden, también en nuestros corazones. «Tango» en el 9 de la rue des Chartreux. La primera noche, vin rouge, pas chaud, a la española, con Gerard, de Langreo. La última, casi de improviso, como una plegaria de judíos: Daniel, Muriel, Abel, Uriel... y Procópulos:«Ederlezi». Y también José Manuel (aunque recuerdo que era agosto).

Para fans:
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Imagen: Barra de Le Fin de Siècle, obtenida en
http://chroniqueshotessedelair.com/2010/06/08/deux-fois-latlantique-en-moins-de-24h-mais-deux-bons-restos/