domingo, 9 de marzo de 2008

Dulce muerte

Comíamos el menú del día tras nuestra particular fiesta democrática en un bar del Carmen; antes habíamos tomado un vino y paseado por un Gijón espléndido, vestido de agua de lluvia e iluminado por nuestro sol de invierno primaveral, tan inestable como respirable. A nuestro lado un grupo de amigos comía y de entre ellos, una mujer mayor tuvo un mareo. Perdió la conciencia y se acostó sobre el banco del restaurante. Hablamos con el servicio de urgencias que le recomendó agua y descanso mientras se recuperaba. Amante del Quantró y de dormir desnuda, reposaba a la larga entre muestras de cariño y conversaciones, comíamos y bebíamos y en ese momento habría sido bello y hasta natural fallecer sin más. Entre gente querida y risas, con vino, con niños. Hoy he pedido un deseo, sin espanto. Algo hermoso en un día electoral estólido, metálico y previsible. Hoy por hoy no sólo la muerte es inevitable, también el aburrimiento y el resultado electoral.
Foto: «Atardecer playa San Lorenzo» de Miguel Prado obtenida de su página http://www.miguelprado.com/galeria/index.html

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Panorama político aburridísimo, pero mucho. Y luego además feo, rancio... Algunos dicen que es porque ahora se vive bien. Yo creo que no, a no ser que contemos como nuestro el patrimonio de nuestros padres (en el mejor de los casos). Pero claro eso de asumir a la familia como parte de la individualidad es un poco así...

Buen Sur dijo...

No es un problema de asumir a la familia como parte de la individualidad en abstracto, sino en lo concretito de la asignación mensual o en la comidita del fin de semana. Se le sube rápido la metafísica Neleb.

Covina, Mayte PT y Susi PT dijo...

Ohh pero si es Gijón! ^___^

Buen Sur dijo...

Sí, sí que lo es.

Covina, Mayte PT y Susi PT dijo...

Mi caaasaaaaaa.......... xDDD

(bueno, en realidad no se ve, xo bueno, trito trito... ^^)