miércoles, 26 de mayo de 2010

Ya están aquíii

El Gobierno abre la puerta al copago en la sanidad pública

El ministerio estudia la posibilidad de que el paciente sufrague parte de los servicios que recibe

Según informa Público

http://www.publico.es/espana/315480/gobierno/abre/puerta/copago/sanidad/publica


Nos encontramos, así se desprende de las declaraciones de la ministra Trini Jiménez, ante un reto que ha estado sobre la mesa del Ministerio de Sanidad desde que el mundo es mundo y la democracia, española. Pero «ahora no es hora de introducir nuevos elementos en el debate» (esperamos, sin duda, una señal y menos rimas). Para la consellera de Salut catalana, Marina Geli del PSC, una solución paliativa para los problemas de financiación sanitaria sería cobrar un euro por consulta (en cuyo caso las personas mayores y de rentas más bajas pagarían más). Como estamos ante un gran reto del siglo veintiuno que exige creatividad y frescura, yo les sugiero la confección de unos bonos descuento a la altura de los tiempos. Una tarjetita con banda magnética y diseño impactante que nos permita fichar a la entrada de la consulta y nos devuelva el cincuenta por ciento del pago si visitamos diez veces al urólogo y sólo un veinticinco si accedemos, al menos, a dos consultas distintas. Se premiaría así la fidelidad de los usuarios y animaría a todo el mundo a disfrutar de los productos y servicios que la sanidad pública ofrecería a sus mejores clientes. Además, podrían sortearse premios en forma de descuentos en otras empresas con las que previamente se hayan establecido acuerdos para, por ejemplo, estancias en el monasterio de Veruela que permitan atajar la tuberculosis como si de una aventura se tratara en un entorno histórico de gran belleza y con lecturas de poemas de Bécquer tres veces al día; o en productos exclusivos de menaje hogareño, verbigracia: en un magnífico kit de sangrías que nos permitan recuperar lo mejor de la tradición en la cura de las enfermedades modernas. Sin descartar tampoco grandes ahorros en su seguro de vida con descuentos de hasta un veinte o incluso un treinta por ciento en cirios pascuales y responsos por el alma de aquellas personas, Dios no lo quiera, que culminen su viaje por este valle de lágrimas en las mejores manos. Y es que morirse en la sanidad pública va camino de convertirse en la experiencia de tu vida. Ya estás ahorrando, palabra de Trini.

Imagen: obtenida en la misma noticia

sábado, 1 de mayo de 2010

Vinos y días

Ya sé que te has leído a Hesíodo, ya sé que el título es un arreglillo pretendidamente canalla pero, me parece, no luce mal. Además como se cruza, lo has visto ¿eh? con lo de Edwards pues yo creo que está como Dios. Y seguro (seguro) que ya se ha utilizado. En fin, que me da igual y quería hablar de otras cosas.

Hoy, día del trabajo, la feria del libro antiguo y de ocasión de Ponferrada abría, en la plaza de Fernando Miranda que destaca por sus terrazas abarrotadas por el Sol cenital. Escuché la sonada de la CGT, les firmé un manifiesto ecologista con un bolígrafo en funda de palo (hay que ver qué poco futuro) mientras hablaban de un fulano que ha hecho un estudio sobre la incidencia del cáncer en la zona o yo qué sé. De no creer, con todo el respeto.

En la feria había variedad, esperable, y lo que me interesaba un poco caro. De todos modos siempre hay algo que embolsarse, sobre todo ahora que el trayecto de la librería al trapero se ha hecho tan corto que te encuentras a menos de diez, libros que tú aun tienes a diezytantos en la estantería. Lo mío: el Rodríguez Lenin sobre Gabinete Caligari por los viejos tiempos (con una foto de portada en que parecen chaperos de a veinte sin condón); El mito del carácter nacional de Julio Caro Baroja que es un regalo a cuatro euros en edición de 1970 y por probar, sin mucho ánimo, Si los muertos no resucitan de Philip Kerr.

Como somos cuatro aquí, me encontré con unos colegas y asentamos nuestros reales en una terraza de las dichas, a la sombra caliente. La montaña aún nevada, que aquí es el mar, refrescando los cuartos traseros. Un Peique para acompañar el pincho de tortilla y unas risas por Jardiel Poncela; anécdotas de libreros («Esta es una librería de libros ¿no? Sí, señora. Así que sólo tenéis libros. Sí, señora. Gracias.» Verídico) y qué mierda El nombre del viento y qué basura Dan Brown. Ya en casa un arrocete con tomate y ajo y un M de Luna Beberide 2008 que está de muerte por seis euros.

Felicidad, o algo así.