sábado, 8 de noviembre de 2008

La montaña, la puerta

En algún lugar leí que para los pastores del occidente de Asturias, cuando no existía más que una calzada romana para toda la soledad de esta tierra, las montañas no constituían un problema de aislamiento sino la conexión con la meseta, el lugar de contacto con la llanura y el aceite, por ejemplo. Claro que esto en verano, porque con las primeras nieves los pasos se cerraban y el frío y la oscuridad temprana los expulsaba al norte, a la vera tibia del agua. Vano y muralla, paso y frontera: ¿existe algo más ambiguo que una puerta cerrada? se preguntaba Lukács cuando sus células aún rugían inquietas, en el momento en que decidía su futuro, exigiendo dejar en cada acción su sello, su estilo, perfecto, antes de Marx, de Lenin y del malogrado Bela Kun (que no fue un rapero, precisamente, ni un diyei). Y toda esta mierda para enseñaros la foto de la primera nevada en la cordillera cantábrica, como un rito de paso, claro, como un paso geográfico y vital, a la meseta, al sol y al embutido. Saludos.

4 comentarios:

tomatita dijo...

Sí, si, un sol de la hostia, por eso necesitas unos guantes!!!
Ese resplandor del que hablas está mucho más al sur, que seguramente es el que te nubla la razón y los anhelos. Pero me temo que a este lado sólo nos queda la montaña, el gorrino, el cocido y la leña...

Unknown dijo...

Debes estar rico ese embutido. Se nota que te inspira buenas letras.

Anónimo dijo...

Jó, cuidado con el embutido chaval, cuidado. Yo ya llevo 4 kilos. Y para navidad, cruzas la puerta como el turrón?

Buen Sur dijo...

Lo tuyo es poesía realista, Tomatita, lástima lo de este fin de semana, aunque creo que quien más lo siente, al menos en el estómago, es el buzo. Saludos a los dos. Y en cuanto al anónimo conocido, queda invitado a seguir densificando las carnes, que falta le hace. No sé si cruzaré mucho porque como sabes, para el comercio las Navidades, sobre todo éstas tras las que nos espera, ya de verdad, la CRISIS, son la época de más trabajo. Un abrazo