jueves, 31 de enero de 2008

He visto al Ángel


Raúl González Blanco tiene un nombre bastante vulgar, para qué engañarnos; nació, ya lo sabes, en San Cristóbal de los Ángeles, distrito de Villaverde, en el Madrid austral de las fábricas, del desarrollismo ruinoso y de las inmigraciones. Fue destino de Extremadura y La Mancha y Andalucía y Murcia en los sesenta, el barrio que, al decir de la Wikipedia, se convirtió desde su misma concepción en un experimento evolutivo. Como lo oyes. Explicaba el paleontólogo Stephen Jay Gould que la forma más convincente de entender el cambio evolutivo supone una población aislada y pequeña, sometida a presión ambiental fuerte, así la variación adaptativa individual se propaga con velocidad e intensidad suficiente como para ser integrada por todo el grupo que, en consecuencia, sobrevive y crece. Parece que el aislamiento sempiterno de Villaverde y su condición de agujero de la desposesión obraron el milagro y, allí, como en un portal abierto a la noche y la historia, nacieron Raúl para el fútbol y Dioni Martín para Camela y la música nacional.

Sin embargo, algo salió mal en la deriva evolutiva, o quizá es que, como dicen desde el materialismo, las fuerzas de la evolución se escacharraron hace algo más de dos mil años para los primos del mono. Raúl González debutó con el primer equipo del Real Madrid a sus diecisiete y salió para siempre del distrito de Villaverde. Se convirtió por méritos propios en uno de los mejores deportistas de la historia del fútbol español y se encuentra, según la FIFA, entre los cien mejores jugadores vivos del mundo.

Pero la joven estrella parece también un hábil político, jugó para ser el mejor y también a convertirse en el alma del Madrid. Para ello se ha unido a esa otra, más colectiva, del fondo sur del Bernabéu desde donde amonestó al político Gallardón por pretender preservar la piedra de una diosa que les pertenece. Sobre todo a ellos, a quienes no nacen pero, una vez hechos, así mueren. Casado con princesa de largas piernas, se ha convertido en modelo de lo bueno y de lo bello. Su club lo sabe y, como otros antes, le ha ofrecido ser su imagen y quedarse en él para siempre, donde quiera y como quiera (informó Telecinco).

Lo que la evolución, motor inmóvil, ha creado, se lo ha llevado el dinero. En lo que va de Villaverde a La Moraleja, se vislumbró, una vez más, lo que va de la biología al capitalismo. Como te lo cuento.
Foto: EFE

4 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bueno el texto y muy bien el diseño, buensur. Que sepas que "el más listo de la clase" ya no es "el que tira del carro", aunque RMB siga siendo Raulito.

Buen Sur dijo...

Me alegro de que te haya gustado. El diseño, como bien imaginas, no tiene mérito, desde luego no el mío. El resto me lo explicas con tranquilidad: ¿quién manda en el vestuario?

tomatita dijo...

Así que ahora le das al fútbol...chico, qué rápido va todo y que callado lo tenías.

Personalmente, Raúl siempre me ha parecido un soso y ni te cuento como futbolista...

Coincido con nuestro amigo y te felicito por la nueva imagen de tu rincón. Me gusta, me gusta mucho.

Besos, rey.

Buen Sur dijo...

Bueno Tomatita, parece mentira que no sepas que soy una caja de sorpresas. Del carácter del aludido nada te discuto, no es una carraca el niño pero tampoco es tonto, que a eso voy. Sobre la imagen del sitio, la verdad es que Internet es una maravilla y hay gente que hace cosas muy guapas.