sábado, 9 de abril de 2011

PIIGS and WASP (y la venganza de la filosofía)


En estos días en los que la economía se muestra como la idea hegeliana, desarrollándose a su aire, alienada, enfrentada a nosotros mismos que la creamos por encima de nuestra voluntad, leer artículos como el de Ernesto Ekaizer no hace sino aumentar mi desasosiego. Por lo que se da como conocido, lo que no se explica. Yo no sé nada de economía, y no lo tengo a gala. Es cierto que sé sumar y multiplicar, que todos los días compro, consumo, ansío y me satisfago: experimento (o tengo experiencias, «tener sexo», se dice, ya nunca más «follar»). Pero del fundamento de este mejunje yo no sé, ya digo, nada. Así que me quedo en los detalles. Dice Ernesto, un tío listo, se ve:

«El vaticinio del banco de inversiones norteamericano fue abriéndose camino. El 30 de marzo, Michael Schuman, el columnista de la revista Time, que ha escrito sobre la crisis económica española, se preguntaba: "¿Puede José Luis Rodríguez Zapatero salvar al euro? ¿Puede Zapatero jugar a héroe?". Su respuesta: "La buena noticia es que parece estar haciendo progreso en solucionar los problemas de España e, incluso más, como mínimo, estabilizar los sentimientos de los inversores hacia su país. Esto puede cambiar en un instante, por supuesto, pero parece que por ahora Madrid está en proceso de elevar una barrera entre los más débiles de los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) y el resto de Europa".»

A Zapatero se le quiere en el extranjero, entre los altavoces (voceros, sacerdotes) de los mercados. Uno ya no sabe si los mercados son dioses olímpicos o fuerzas telúricas. De cualquier forma, hay que cuidar sus sentimientos, apaciguarlos con ofrendas. Daniel Basteiro, enviado especial en Budapest del diario Público lo expresa así de claro:

«Como un bumerán, el plan de ajuste que hace dos semanas tumbó el Parlamento de Portugal regresó ayer con más fuerza. Los ministros de Economía de la zona euro prometieron rescatar en mayo a Portugal con 80.000 millones de euros, pero anunciaron como contrapartida la imposición de un durísimo plan de ajuste. Durará tres años e incluirá una oleada de privatizaciones, liberalizaciones y recortes del déficit que deberán ser apoyados por el Gobierno en funciones, dirigido por el socialista José Sócrates, pero también por el resto de grandes fuerzas políticas portuguesas

A mi todo esto me alucina, tengo la impresión de que el primer mundo se adelgaza: hasta ahora nos dedicábamos a vivir bien a costa del resto del hemisferio sur, ahora parece que el norte se reduce y que un cinturón de podredumbre, un cordón de inmundicia rodea Europa por sus bajos, somos los cerdos. El espíritu, en fin, que como es sabido sopla donde quiere, ahora lo hace, todavía lo hace, en los silos de los que nació la revolución industrial. Después del sueño de la razón, los irlandeses comedores de patatas, los lacayunos portugueses y españoles de pandereta doblamos las rodillas y extendemos los brazos. Unas monedas caen de sus manos enguantadas, a cambio de nuestra libertad. Una sonrisa de piadosa conmiseración se dibuja bajo el pañuelo impregnado de colonia.

El que murió por la cicuta, hoy se toma su venganza. Es la farsa de la historia.

Imagen: La muerte de Sócrates, Jacques-Louis David, 1787. Obtenida en Wikipedia.

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