
Digo que me encantó su libro sobre Carlos V, el césar y el hombre. Se lo robé a mi padre y él me llevó a ver Yuste y todo el viaje le di el coñazo con sus fechos y fazañas, con genealogía. Su lomo en la estantería. Hoy cada vez estoy más convencido (desde una ignorancia en historia del XVI sólo comparable a la que luzco acerca del resto de la historia de mi país) que el hispanismo del austria es sólo el consuelo, un hermoso sueño para este divulgador que creo se merece el rótulo que le aplica Tereixa Constela en su necrológica en El País: el gran hispanista español. Otro menos.
Foto: Bernardo Pérez en El País.
No hay comentarios:
Publicar un comentario