
Lorca consiguió, más allá de clichés y desengaños, injertarse en la música y arte populares como sólo Machado y Hernández que son como él: abono y cadáver para crecer. Di Geraldo; con él, dice Sanlúcar, «había comenzado la nueva era de la percusión flamenca», y de toda percusión, pues es el ritmo, cualquiera (Paseo de Gracia). Linares, Carmen, la voz por excelencia, el estudio y la profesionalidad, el calor siempre cierto, también aquí. Manolo Sanlúcar, hoy, para mí, es una incógnita que investigar.
Pero, en realidad, en este día no me apetecía escribir, solo quería, permitidme, contaros que, tras mucho tiento, he vuelto a encontrar el disco redondo, el click, la vía flamenca a la felicidad. Con Locura de brisa y trino. Son las doce de la noche. Y respiro.
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