
Después de su
muerte deshonrada por unos y por otros, y por fortuna, Francisco Umbral se filtra en las librerías, hasta los libros de bolsillo, gracias al sello Menoscuarto. Con
Balada de gamberros, su primera novela. Leída con avidez, disfruto con su lenguaje de orfebre y no puedo dejar de preguntarme por qué Destino, por decir algo, no reedita en bolsillo el fondo de este autor imprescindible. Por qué sí
El Jarama que hoy resulta infumable y envejecido, por qué no
Teorías de Lola. Pero da igual, tenemos un libro intenso, con el encanto de
Las giganteas, con el que comparte no poco, y el nervio de
Retrato de un joven malvado. Hay esperanza: larga vida al muerto.
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