martes, 21 de octubre de 2008

Él lo sabe

Cuando comenzó a soplar el viento levantó su rostro al cielo, frunció un tanto el ceño y alzando levemente los hombros, se adelantó después, mientras me giraba, para abrazarme por la espalda y besar mi cuello. Han salido muchas lunas desde entonces.
Hace dos días fue a buscarme a lo que desde su punto de vista es un destierro y me trajo de vuelta a la lluvia salada, al otoño húmedo de Gijón y se desnudó conmigo para entrar en la cama donde nos mecemos entre el ánimo y el calor.
Ahora, después de la comida, deambula por la habitación cogiendo el bolígrafo y los apuntes, toma postura en el sofá, enciende un cigarro y bucea entre hojas de derecho administrativo. Yo le miro

Nota: imagen obtenida en http://www.flickr.com/photos/lentaslagrimasnegras/2528008515/